Según la agrupación ambientalista 360 grados, esta zona es un lugar de recarga de agua, pero a disposición de empresarios o emprendedores de llantas sin ningún escrúpulo.
David Monroy
OCUILAN, EDOMEX.- Al menos tres tiraderos más de llantas usadas se encuentran repartidos a lo largo de la franja fronteriza de este municipio con la ciudad de Cuernavaca, lo cual ya contamina las pocas regiones limpias de la región occidente de la capital de Morelos.
Luego de un recorrido realizado por Tiempo M en los tres lugares, se pudo constatar que las autoridades de Morelos ni del estado de México han logrado frenar este ecocidio que ya afecta flora y fauna silvestre única en la zona, ya que los escurrimientos se mezclan con cientos de bolsas de basura de todo tipo que, que yacen en los parajes debido a lo alejado de los lugares.
Estos lugares fueron visitado hace unas semanas por la organización ambientalista 360 grados, misma que pudo constatar la afectación de la zona, pero también la impunidad con que son arrojados los neumáticos.
De acuerdo a Giovanni Rodríguez Olmos, presidente estatal de esta agrupación, al menos existen unas dos mil 500 llantas en los tres tiraderos descubiertos, mismos que están a merced de los llanteros que sin ningún escrúpulo acuden al lugar a depositar sus desperdicios.
Rodríguez Olmos dijo que esta zona es un lugar de recarga de agua para la ciudad de Cuernavaca, ya que además de sus escurrimientos, también le acompañan los propios provenientes del corredor biológico Ajusco-Chichuinautzin.
Al seguir la línea de la rivera del río que baja hacia el municipio de Cuernavaca y Temixco, se pudo verificar que los escurrideros de los contaminantes se reúnen abajo con el manantial que surte de agua a la comunidad de Tetela del Monte y a diversas colonias de la parte nor oriente de la ciudad de Cuernavaca.
Además de que algunos de esos lixiviados se conjuntan con un agua atípicamente clara en una zona tan cercana a las comunidades urbanas como Cuernavaca, se aprecia como esta contaminación por el arrastre de llantas, basura, ropa, pañales y demás desperdicios, comienza afectar flora como algunas coníferas y algunas orquídeas de la región.
De acuerdo a versiones de los pobladores, esta línea de montañas y depresiones, así como el cauce de los ríos que aún se aprecian limpios –a pesar de la contaminación incipiente—es la misma que conforma más abajo las barrancas de La Tilapeña, La Colorada y Los Sabinos, depresiones muy cercanas al lugar donde pretende instalarse el relleno sanitario de Loma de Mejía.
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